Duelo mental
El instinto nunca es suficiente, hace falta fuerza de voluntad para canalizar la energía. El nombre es la clave y ahora lo conozco. Siento una fuerza que intenta doblegarme, penetrar mis defensas y alcanzar la profundidad de mi alma. Nada prepara para esto. Sin embargo, no hay otra opción, debo cerrar el camino y apagar el torrente de energía que amenaza con desvanecer mi propio yo. Sudo, sudo y rezo mientras me esfuerzo…
– ¡Qué diantres! – Exclama un todavía perplejo Parson mientras levanta su culo del empedrado de la sala. – Si resulta que tenemos al mismo Doctor Extraño en el Supergrupo… ¿Seguro que sabes lo que haces, Malone?
– ¡Callate bocazas y estate quieto! Ya has hecho suficiente daño rompiendo el círculo – increpa un Eimus serio, que hace indicaciones al resto para que se dispersen. – Al menos tu amigo ha tenido el valor de enfrentarse a Snell. Reza para que lo consiga si no quieres recogerlo a trocitos… Tobias apenas podía soportar su fuerza, y eso que contaba con el circulo entero en su ayuda.
– ¿Snell? ¿El Golem? ¿A trocitos dices? – balbucea Jim desconcertado viendo como la frente de Malone empieza a llenarse de un sudor fruto del esfuerzo.
– El Golem no es un problema iluso, era una defensa ante los títeres de Snell. Y sí, Snell es la mente a la que se enfrenta tu querido Malone en estos momentos y es tarde para ayudarlo, es su lucha. Y ya que estás dentro del pentáculo no estaría mal que socorrieras a Tobias. Sí, ese hombre que se retuerce por tu culpa. – dice mientras cuchichea con el anticuario que desaparece en un plis por la puerta principal.
Reacciona Jim, me digo a mi mismo. Todo esto es muy extraño pero aún hay cosas que puedo hacer. Examino a Tobías que sigue teniendo convulsiones, no reacciona a estímulos y sus pupilas están completamente dilatadas. Tiembla de fiebre de modo que lo cubro con mi chaqueta. El grupo de Hijos de Moisés se ha dispersado y los disparos del exterior han cesado. Espero que hay fuera lo lleven mejor, con un poco de suerte no se enteran de que la he pringado. Malone sigue sudando…
En la calle, justo al lado de una figura de piedra enorme que sigue debatiéndose por escapar de la improvisada trampa, O’Sullivan sigue haciendo hervir su cerebro en busca de la solución. Borrar la E parecería tarea facil pero cualquiera se acerca a ese bicharraco.
– Patrick, entretanlo como puedas. Creo que tengo la solución… – exclama O’Sullivan
– Si claro, ahora mismo iba a conterle un chiste para que aparezca una sonrisa en esa bocaza – replica un sarcástico van Wyk mientras comieza a lanzale toda clase de objetos del cercano contenedor al Golem. – Mira bonito, a ver si coges alguno…
La criatura desvía su atención hacia Patrick haciendo aspavientos ante la lluvia de desperdicios y descargando su furia hacie él. Es la oportunidad que esperaba, rebusco en el coche con rapidez, sí aquí están, sabia que el bueno de Jimmy no saldría de casa sin un montón de chicles. Espero que Reeves tenga razón porque si no funciona voy a quedar en una situación muy comprometida. Empiezo a masticar rápidamente para formar una bola de plastilina. La mandíbula empieza a dolerme.
– Claro, el jefecito comiendo chicle mientras yo me encaro con el grandullón. Sea como sea, mastica rápido porque este engendro está a punto de salir… ¡O’Sullivan! – exclama Patrick, notablemente preocupado por la situación.
Avanzo hacia la mole con la plastilina en mi mano esperando que sirva para cubrir completamente la E de su frente. Justo cuando me dispongo a saltar sobre el coloso, una figura aparece en la escalera del local judío. Es el anticuario con un pequeño brazalete plateado en su mano derecha.
– Detente Golem, tu misión ha concluido. Vuelve a tu lugar y permanece.– La criatura se detiene, baja sus brazos y lentamente reprime su furor siguiendo al pie de la letra las intrucciones del viejo anticuario. – Vosotros, adentro. Eimus quiere hablar con vosotros.
Sin más, se gira y entra tras el Golem en el recinto de los Hijos de Moises. Cruzamos una mirada de extrañeza, pero tan obedientes como el Golem, seguimos a el viejo al interior del edificio para encontrar una situación límite: Parson está ayudando a un inconsciente Tobias y un Eimus permanece al borde el pentáculo mirando nervioso como un Malone de rodillas sufre el ataque de Snell mientras sigue sostienendo el Libro. En el suelo, cerca del atril, se divisa un arcano boca arriba que representa a una doncella con una espada en una mano y una balanza en la otra…
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