Ceremonia frustrada
La rueda de la fortuna sigue girando, mientras me lamento de la falta de criterio de Parson. ¿Tanto costará consensuar posturas y tomar decisiones meditadas? Me arrastro por el ventanuco que conduce a los retretes unos segundos después de que el joven Jim haya entrado. Mi tamaño me crea alguna dificultad añadida y cuando consigo descolgarme veo que Jim no ha esperado mi llegada, ¡inconsciente! no tiene ni idea de los poderes que puede desencadenar con sus actos. Paro un momento a escuchar, se oyen voces susurrantes que salmodian unas tenues palabras… parece hebreo. Una ceremonia a todas luces coordinada. Necesito saber más, de modo que echo mano de mi baraja y extraigo un arcano… Mierda. Mierda. Mierda…
Salgo en una carrera tras los pasos de Parson gritando: «¡Detente! No debes interferir en este momento» pero llego tarde. Una explosión confirma mis miedos, la ceremonia ha sido interrumpida y el poder desatado. Aparezco en el salón de reuniones con mi Smith & Wesson Governor, para ver a un Parson tendido en el suelo con el maldito libro en sus manos junto al cuerpo inconsciente de Tobias Sigler que se retuerce en temblores epilépticos. Los congregados nerviosos se apiñan tras el círculo de invocación marcado en el suelo y señalan a Parson maldiciendo abiertamente. Sin embargo, son lo suficientemente listos como para mantenerse fuera del pentáculo que rodea a Parson y a Tobias. Acierto a ver entre los discípulos a Eimus y al anticuario del sótano que intentan sin demasiado éxito organizar al resto y calmar la situación. Un círculo de invocación roto, un poder descontrolado, Parson con el libro en sus manos y un hechicero en estado epiléptico son suficientes retos. No hay tiempo para tonterías. Disparo al aire y el silencio aparece. Vaya, parece que tendré que hablar y rápido…
Haría cualquier cosa por amor.
Pero esta, esta… ¿ La haré ?
Prometí que seguiría la senda del hombre justo y temeroso de Dios. Juré que avanzaría por el camino recto. Bajo la severa mirada del Padre celestial incliné la cabeza. Derrotado. El castigo justo, la penitencia dura.
Algunos nunca aprenden.
Estos locos creen que me importa su destino. Mis motivaciones son otras. Hay algo que deseo conseguir, algo mas importante que yo mismo. No permitiré que nada se interponga en mi camino. Ya no temeré. Ni al dolor, ni a la muerte, ni a la condena eterna en el infierno.
Avanzo y tomo el libro ante la mirada perpleja de los asistentes. El circulo está roto pero no importa. Las páginas pasan ante mí de forma ilegible. Me parece que el día que dieron clase de hebreo estaba fumando en la parte trasera del colegio. Irrelevante. Solo importa una cosa. El nombre. Quien conozca el nombre, tiene el poder. Las páginas dejan de pasar. Me encantan los rabinos previsores que marcan las páginas importantes antes de los rituales.
Ahora yo tengo el poder. Y un alma para el mejor postor.
Haría cualquier cosa por amor.
Pero esta, esta… ¿ La haré ?
Prometí que seguría la senda del hombre justo y temeroso de Dios. Juré que avanzaría por el camino recto.
Bajo la severa mirada del Padre celestial incliné la cabeza. Derrotado. El castigo justo, la penitencia dura.
Algunos nunca aprenden.
Estos locos creen que me importa su destino. Mis motivaciones son otras. Hay algo que deseo conseguir, algo mas importante que yo mismo. No permitiré que nada se interponga en mi camino. Ya no temeré. Ni al dolor, ni a la muerte, ni a la condena eterna en el infierno.
Avanzo y tomo el libro ante la mirada perpleja de los asistentes. El circulo está roto pero no importa. Las páginas pasan ante mí de forma ilegible. Me parece que el día que dieron clase de hebreo estaba fumando en la parte trasera del colegio. Irrelevante.
Solo importa una cosa. El nombre. Quien conozca el nombre, tiene el poder.
Las páginas dejan de pasar. Me encantan los rabinos previsores que marcan las páginas importantes antes de los rituales.
Ahora yo tengo el poder. Y un alma para el mejor postor.