Primer contacto
Mi nombre es Christopher Jackson y tengo la desgracia de ser el Director Jefe del NY7. Aunque en su momento el ascenso me pareció una buena oportunidad, no tenia ni idea de las intenciones de Bachtown para con la sección 7. Pensaba que dirigiría a un equipo de elite de AECorp y que me pondria a primera linea de la acción… ¡Tonterías! Soy un simple instructor de novatos prepotentes que muestran ciertas aptitudes pero que no pueden integrarse directamente a nivel operativo, en definitiva, mi misión es quitarles los pañales y conseguir que sean capaces de limpiar su propia mierda. Deprimente. Muchos no saben siquiera que el NY7 pero es la guarderia de AECorp, y esta mañana, llega un nuevo grupo de mocosos… El despacho del Director General Bachtown no está lejos de mi sección, giro un par de pasillos mientras las cámaras automáticas siguen mi avance y los sensores vitales me identifican granjeandome el acceso al Ala Este mientras espero que, al menos ningún retrasado engreido me haga perder toda la mañana. Entro al despacho por la puerta lateral evitando la sala de espera y repaso mentalmente los nombres de los candidatos y sus expedientes: O’Sullivan parece un tipo duro y quizás tenga las agallas que hacen falta, aunque dudo que las mentes cuadriculadas de Parson y Wyk lleguen a entender de qué va esto…
Bachtown está en su escritorio repasando los informes en su consola personal. Sin apenas desviar la vista del informe actual me hace un ademán para que me siente y espere.
– Buenos días Rick, ¿han llegado los pardillos?
– Umm… sabes que no me gusta que los martirices, CJ. Quizás salga alguno bueno y nos hacen falta algunos agentes operativos, sobretodo en la zona de Hollow City.
– ¿De nuevo el Consejo?
– Sí, tengo un informe de hace un par de semanas entre las manos. El Fantasma anda suelto y el Consejo se mueve de nuevo con fuerza. Necesitamos hacer de los enclenques, agentes de verdad antes de enviarlos al infierno. Tu sabes cómo endurecerlos, hazlo y hazlo pronto.
– Entiendo. Había pensado ponerlos en el asunto Martinelli para que aprendan.
– Adelante, son tus chicos. Por cierto, Jason ha recomendado a ese tal O’Sullivan.
Mientras asiento con la cabeza y me sitúo en mi lugar, Rick hace indicaciones a su adjunta Linda Shore a través del comunicador para que haga pasar a los nuevos reclutas. Supongo que debería llamarlo «Director General» pero cuando haces de un enclenque un hombre de verdad te ganas ciertas prerrogativas. Linda hace entrar a Parson y O’Sullivan mientras entrega un sobre con el remite de Wyk. Se retira presta antes de que Bachtown pueda siquiera preguntar dónde coño se encuentra Patrick van Wyk. Parson da unos pasos antes de sentarse y se dedica a mirar el despacho fijándose en los dispositivos electrónicos de las puertas con cierta curiosidad y sonríe al ver la consola de Bachtown. Un nuevo modelo con bus integrado de fibra óptica, no realmente algo muy potente en AECorp pero ciertamente se sale de lo normal. O’Sullivan parece más tenso y elije dejar una silla vacía entre Parson y él, se nota a la legua que lleva pistola y su mirada va directa a los ojos de Rick tras echarme un vistazo rápido. Rick abre el sobre y saca un Ipad que rápidamente conecta a su consola. Un mensaje suena automáticamente:
-Buenos días, señor Jackson. Como ve, he hecho lo posible por “asistir” a la reunión de trabajo aunque sea de una manera tan poco usual puesto que, en estos momentos, no podría ser de otra manera. En unos instantes tendrá línea directa conmigo…
Los ojos de Bachtown se estrechan levemente con ira reprimida. La desfachatez de van Wyk es impresionante, casi tanta como la de Rick en sus inicios. Bueno, la conexión se establece y Rick redirige la señal al panel holográfico superior. Una imagen renderizada de Patrick van Wyk se coloca en la silla vacía y se sincroniza con la linea abierta hasta el móvil personal. Antes de que éste pueda pronunciar palabra inhabilita la salida de audio y ofreciendo una suave sonrisa de venganza empieza a hablar:
– Buenos días señores. Soy el Director General Bachtown y les doy la bienvenida a AECorp. Han sido elegidos por sus aptitudes potenciales y si son capaces de superar el periodo de prueba, se convertirán en agentes operativos. No tengo ni que decir que sus problemas de disciplina, autocontrol y prepotencia no me importan. Su brillante pasado o asuntos turbios poco importan ya y desde este mismo momento, están bajo las órdenes del Director Jefe Jackson. Formarán el equipo NY-7-Red y Jackson será su responsable. Sean inteligentes y aprendan de él.
– Señores, los que tengan pies que me sigan. Le dejo al señor van Wyk para que tenga una charla privada con él, señor Bachtown, creo que se ha ganado su primera amonestación seria.
Parson y O’Sullivan se levantan siguiendo a Jackson, mientras un impotente holograma Wyk mueve los labios sin llegar a articular palabra. Desde luego la mirada de Bachtown no presagia nada bueno. Jackson se encamina hacia su sección y sin siquiera mirar atrás va indicando el primer caso a tratar.
– Podéis llamarme CJ. Vuestra primera misión será investigar un grupo de mafiosos italianos dirigidos por un tal Martinelli. Se dedican a la extorsión principalmente y andan en asuntos turbios con la congregación del Rabino Jacok Barash. Tiene un local de Pizza cerca de Mulberry Street (Manhattan) llamado Florio’s Pizzeria & Restaurant. Hace un par de semanas que los chicos de Martinelli están apareciendo en el hospital. Han recibido solemnes palizas y parece que el asunto se inició un par de meses después de que un feligrés, Jebediah Moustake, de la Sinagoga en Lower East Side en 280 de Broome Street acabara con las piernas rotas por negarse a pagar la protección. Los testimonios oficiales hablan de accidentes pero hemos tenido rumores de hay un gigantón con puños de acero que esta machacando literalmente los asuntos de Martinelli. De momento, documentad y preparad un informe. Después hablaremos del trabajo de campo. Por cierto, mientras seáis dos tendréis más faena, dadle las gracias a Wyk cuando venga.
Con esas palabras les dejo en su nuevo despacho, algo perplejos y aún abrumados por la información. Es un cubículo minúsculo sin vistas, cerca de los aseos y con ciertos problemas de humedades. Unas mesas sobrias con teléfonos junto con unas mediocres consolas con acceso limitado a la intranet de AECorp son prácticamente todo el «equipo» con el que cuentan. Veamos si hay algo de hombres en estos enclenques y si de verdad quieren jugar con aparatos de verdaderos agentes.
Mientras CJ se aleja y nos deja solos, mis pensamientos se vuelven oscuros. Me doy la vuelta y veo como mi nuevo compañero se dirige presto a manosear los ordenadores de aspecto retro que nos han dejado en las mesas. Lo que me faltaba, ha resultado ser el joven freake que vi en la sala de espera, espero haberme equivocado y que no sea un chiflado de la pólvora, sería capaz de volarnos a todos en pedazos. Le observo mientras conecta con sorprendente habilidad los ordenadores, demostrando que su juventud no es ningún impedimento y que en realidad se mueve como pez en el agua. En las pantallas se forman conjuntos de letras y lucecitas que a mi sólo me marean, recordándome a las películas de ciencia ficción de serie B. Reconozco que a su lado soy un completo ignorante, mi mundo no son los despachos ni los ordenadores, soy un hombre de acción al que le gusta pisar las calles. Pero si algo he aprendido en la policía es que el trabajo en equipo es lo que acaba dando resultados, y un buen compañero puede salvarte el culo cuando menos te lo esperas. Si, la confianza es un aspecto clave, y habrá que empezar a conocer a mis nuevos compañeros, al menos este chico parece de fiar. El otro, ese tal Van Wyk, ni siquiera ha aparecido realmente, mostrando solo un rostro virtual por una pantalla. Seguro que no le ha sentado nada bien al Gran Jefe, por la mirada que ha puesto debe haberle dado un buen tirón de orejas dejándoselas como a Dumbo. Mientras le esperamos, hablaré con el chico, Jim Parson.
– Bueno, Jimmy, chaval, de momento nos las tendremos que apañar tu y yo solos. Me llamo Paul O’Sullivan, puedes llamarme Paul. ¿Por donde empezamos? Creo que una posibilidad sería ir al hospital de New Cork a ver si los chicos de Martinelli nos pueden facilitar una descripción más exhausta de ese gigantón. O podemos ir a la sinagoga a ver que nos dice Jebediah, si no le partieron la boca además de las piernas. También podemos indagar acerca de otros sucesos parecidos que hayan ocurrido por la zona pero que no afectasen a los negocios de Martinelli, por si acaso se trata de algún otro grupo mafioso local que quiere sacar tajada. Mientas lo piensas, ¿Qué tal si le das a tus teclas mágicas y consigues que nos traigan unos cafés y un par de donuts? Pensar en la acción después de tanto tiempo comienza a darme hambre…
– ¡Eh, Bogart! No me llaman Jimmy desde mi primer curso de la facultad… cuando tenia 13 años. Llámame Jim, a no ser que prefieras llamarme Dr. Parson. Respecto a los donuts no creo que te convengan. Voy a pedir un poco de comida Thai, seguro que un machote como tu aguanta un poco de picante.
Mi compañero me mira con una mezcla de desprecio y lástima. No se si me va a partir la cara o a reírse. Para evitar cualquiera de las dos giro el monitor y le muestro una imagen.
– Este es el local de Martinelli. He utilizado las cámaras de trafico para monitorizar todos los movimientos en su local… De algo tiene que servir haber rediseñado todo el software de tráfico. Después he filtrado todas las imágenes y he seleccionado aquellas con posible relación con los judíos. “
La expresión de O’Sullivan cambia. Creo que empieza a tomarme en serio.
– ¡No me mires con esa cara! Se que me ha costado casi un minuto… pero con estos equipos no se puede pedir más. Hace dos días, a las 15:36 este tío se sentó, y estaba leyendo una biografía de Einstein. ¿Sabias que era judío, no? He comparado su foto y no esta fichado, pero estudio en un colegio judío cerca del Lower East Side. Le llaman Tobias Sigler. ¿Que te apuestas a que conoce al Rabino Barash?
Bueno, bueno… eso ha sido rápido. Así que quieren que juguemos a los polis. Nos han dado un símil de despacho con una basura de equipos. Mi compañero parece un tipo duro, uno de esos sacado de una película de cine negro. Por lo menos tengo alguien para que haga la parte física del trabajo. Además, si esta aquí es porque esconde algo más de lo que aparenta. Respecto al otro parece un James Bond de pacotilla, ya veremos cuando llegue.
– Personalmente prefiero obtener un poco más de información antes de empezar a patear las calles. ¿Que te parece si pedimos los informes de la policía y los hospitales para leer mientras comemos pato con arroz?
Vaya, parece que este hombre tiene que dejar claro que está por encima de nosotros. Y decía que no le importaban nuestros “problemas”. Está claro que hay que taparle la boca con resultados así que vamos a ver si saco más información del iPad que del señor Bachtown. Sonrío. Vale, parece que mi boerje07 captó algunas señales. Mierda, por lo visto solo tengo una única señal con posibilidades, así que probaré suerte. Puede que sea del chaval con ojos curiosos que estaba cerca del tipo duro. Tecleo. Primero un poquito de seguridad, una conexión segura, redireccionamiento, consola, y ahora a pescar. Espero que conteste. Por lo que sé iban a asignarnos inmediatamente un caso. Si me pasa algún dato podré entretenerme buscando alias y otros nombres de los implicados, unirlos a los lugares mencionados y hacer búsquedas relacionadas con el caso: noticias, multas y cualquier otra información que me lleve a un patrón que lo simplifique todo un poco. Tenía que venir a Aruba. Solo ha sido cuestión de horas, pero tenía que mantener los servidores seguros. Ahora estoy más tranquilo con mi colega Osler al cargo de todo. Demasiado incompetente en este mundo. ¡Por fin! El avión comienza el despegue. Espero no tener que volver a esta puñetera isla. En unas horas estaré en Nueva York y me iré directo a AECorp, pero espero no llegar con las manos vacías. Espero que conteste mi compañero.
Miro con perplejidad la pantalla del ordenador de mi nuevo compañero, intentando que no se me ponga cara de tonto ante su rápida eficiencia. La información que acaba de conseguir con un par de clics de ratón a mi me hubiese costado horas tenerla. Creo que este chico empieza a caerme bien, aunque de momento no se lo diré, no quiero que se le suban los humos a la cabeza. Miro la fotografía del tipo sentado en el restaurante, la calidad no es muy buena, no permite distinguir si el tal Tobías Sigler es el gigantón judío que está reventando huesos italianos. Sería toda una desfachatez que el tipo fuese hasta la misma boca del lobo a reírse en la propia cara de Martinelli, lo único que conseguiría serían un par de agujeros en el cuerpo y acabar dentro de una bolsa de plástico en el fondo del río. Pero locos hay en todas partes, así que será mejor investigarlo.
De momento ya es hora de echarle un vistazo a los informes de la policía acerca del caso. Hay varias víctimas, todas de origen italiano, y todas presentan el mismo modus operandi: huesos rotos, fracturas diversas, ojos morados… Parecen molidos a base de bates de béisbol, el tío que les ha hecho eso es fuerte de verdad. Tal vez sea un exboxeador metido a matón, un profesional de la “persuasión”. Al parecer no han habido muertes, aunque si un par de casos bastante graves, un auténtico toque de atención para Martinelli. Ninguno de sus chicos quiso poner una denuncia oficial, y sus abogados de caros trajes italianos consiguieron quitarles enseguida de encima a la pasma. Me pregunto cual será la reacción de Martinelli, tal vez envíe un pelotón de gangsters a la Sinagoga para vengarse.
Miro a Parson, que ahora está terminando de comerse una ración de comida china, sonrío y le digo que vaya acabando. Es hora de ponernos en marcha.
– Bien, Jim. Deja de comer esa porquería con sabor a pescado y mueve el culo. Es hora de ir al hospital, quiero interrogar yo mismo a la última víctima del gigantón que aun está convaleciente. Si, ya se que está grave y que los médicos le han recomendado no hablar, pero seguro que conmigo hará una excepción. A veces un poco de persuasión nunca viene mal, ¿no crees?.
Sonrío a mi compañero mientras compruebo mi pistola ante sus narices. Creo que me ha entendido perfectamente cuando he pronunciado la palabra “persuasión”…
– Ok, O’Sullivan, yo también creo que es hora de empezar a mover el culo. Además, un paseo me vendrá bien para bajar el Khanom chin namya. Deberías probarlo, es mucho más sano que los donuts. Espera un momento que establezca una VPN entre mi teléfono y la consola de AECorp. Así podremos tener acceso rápido a la información que necesitemos vía 3G.
Saco mi celular, lo conecto por USB a la terminal y empiezo a configurar un protocolo de transmisión de datos cifrado. Mientras, mi compañero se acerca a un recipiente de comida Thai aun por abrir y lo olisquea con obvio desagrado. De repente un mensaje aparece en mi consola, alguien me ha localizado y me ha enviado un mensaje. Parece que el “agente” van Wyk no es un completo inepto. Aunque el sistema básico de mi consola es obviamente mejorable. Ya me encargaré de ello cuando tenga más tiempo.
– O’Sullivan, la bella durmiente se ha despertado. Nuestro misterioso compañero esta moviendo su culo hacia NY. Parece que el director Bachtown le ha explicado lo que opina de los “agentes al servicio de su majestad”. He establecido una línea directa con el y le he enviado los datos que tenemos hasta ahora para que empiece a hacer algo de provecho.
Una vez dicho esto, me levanto, cojo mi chaqueta y abro la puerta de nuestra bat-cueva.
– Vamos jefe. Es tu turno, seguro que patear culos es algo que se te da mucho mejor que la comida oriental
Mientras CJ se aleja y nos deja solos, mis pensamientos se vuelven oscuros. Me doy la vuelta y veo como mi nuevo compañero se dirige presto a manosear los ordenadores de aspecto retro que nos han dejado en las mesas. Lo que me faltaba, ha resultado ser el joven freake que vi en la sala de espera, espero haberme equivocado y que no sea un chiflado de la pólvora, sería capaz de volarnos a todos en pedazos. Le observo mientras conecta con sorprendente habilidad los ordenadores, demostrando que su juventud no es ningún impedimento y que en realidad se mueve como pez en el agua. En las pantallas se forman conjuntos de letras y lucecitas que a mi sólo me marean, recordándome a las películas de ciencia ficción de serie B. Reconozco que a su lado soy un completo ignorante, mi mundo no son los despachos ni los ordenadores, soy un hombre de acción al que le gusta pisar las calles. Pero si algo he aprendido en la policía es que el trabajo en equipo es lo que acaba dando resultados, y un buen compañero puede salvarte el culo cuando menos te lo esperas. Si, la confianza es un aspecto clave, y habrá que empezar a conocer a mis nuevos compañeros, al menos este chico parece de fiar. El otro, ese tal Van Wyk, ni siquiera ha aparecido realmente, mostrando solo un rostro virtual por una pantalla. Seguro que no le ha sentado nada bien al Gran Jefe, por la mirada que ha puesto debe haberle dado un buen tirón de orejas dejándoselas como a Dumbo. Mientras le esperamos, hablaré con el chico, Jim Parson.
– Bueno, Jimmy, chaval, de momento nos las tendremos que apañar tu y yo solos. Me llamo Paul O’Sullivan, puedes llamarme Paul. ¿Por donde empezamos? Creo que una posibilidad sería ir al hospital de New Cork a ver si los chicos de Martinelli nos pueden facilitar una descripción más exhausta de ese gigantón. O podemos ir a la sinagoga a ver que nos dice Jebediah, si no le partieron la boca además de las piernas. También podemos indagar acerca de otros sucesos parecidos que hayan ocurrido por la zona pero que no afectasen a los negocios de Martinelli, por si acaso se trata de algún otro grupo mafioso local que quiere sacar tajada. Mientas lo piensas, ¿Qué tal si le das a tus teclas mágicas y consigues que nos traigan unos cafés y un par de donuts? Pensar en la acción después de tanto tiempo comienza a darme hambre…
¡He, Bogart! No me llaman Jimmy desde mi primer curso de la facultad… cuando tenia 13 años. Llámame Jim, a no ser que prefieras llamarme Dr. Parson. Respecto a los donuts no creo que te convengan. Voy a pedir un poco de comida Thai, seguro que un machote como tu aguanta un poco de picante.
Mi compañero me mira con una mezcla de desprecio y lástima. No se si me va a partir la cara o a reírse. Para evitar cualquiera de las dos giro el monitor y le muestro una imagen.
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“Este es el local de Martinelli. He utilizado las cámaras de trafico para monitorizar todos los movimientos en su local… De algo tiene que servir haber rediseñado todo el software de tráfico. Después he filtrado todas las imágenes y he seleccionado aquellas con posible relación con los judíos. “
La expresión de O’Sullivan cambia. Creo que empieza a tomarme en serio.
“¡No me mires con esa cara! Se que me ha costado casi un minuto… pero con estos equipos no se puede pedir más. Hace dos días, a las 15:36 este tío se sentó, y estaba leyendo una biografía de Einstein. ¿Sabias que era judío, no?
He comparado su foto y no esta fichado, pero estudio en un colegio judío cerca del Lower East Side. Le llaman Tobias Sigler. ¿Que te apuestas a que conoce al Rabino Barash?”
Bueno, bueno… eso ha sido rápido. Así que quieren que juguemos a los polis. Nos han dado un símil de despacho con una basura de equipos. Mi compañero parece un tipo duro, uno de esos sacado de una película de cine negro. Por lo menos tengo alguien para que haga la parte física del trabajo. Además, si esta aquí es porque esconde algo más de lo que aparenta. Respecto al otro parece un James Bond de pacotilla, ya veremos cuando llegue.
“Personalmente prefiero obtener un poco más de información antes de empezar a patear las calles. ¿Que te parece si pedimos los informes de la policía y los hospitales para leer mientras comemos pato con arroz?”
Vaya, parece que este hombre tiene que dejar claro que está por encima de nosotros. Y decía que no le importaban nuestros “problemas”. Está claro que hay que taparle la boca con resultados así que vamos a ver si saco más información del ipad que del señor Bachtown. Sonrío. Vale, parece que mi boerje07 captó algunas señales. Mierda, por lo visto solo tengo una única señal con posibilidades, así que probaré suerte. Puede que sea del chaval con ojos curiosos que estaba cerca del tipo duro. Tecleo. Primero un poquito de seguridad, una conexión segura, redireccionamiento, consola, y ahora a pescar.
Espero que conteste. Por lo que sé iban a asignarnos inmediatamente un caso. Si me pasa algún dato podré entretenerme buscando alias y otros nombres de los implicados, unirlos a los lugares mencionados y hacer búsquedas relacionadas con el caso: noticias, multas y cualquier otra información que me lleve a un patrón que lo simplifique todo un poco.
Tenía que venir a Aruba. Solo ha sido cuestión de horas, pero tenía que mantener los servidores seguros. Ahora estoy más tranquilo con mi colega Osler al cargo de todo. Demasiado incompetente en este mundo.
¡Por fin! El avión comienza el despegue. Espero no tener que volver a esta puñetera isla. En unas horas estaré en Nueva York y me iré directo a AECorp, pero espero no llegar con las manos vacías.
Espero que conteste mi compañero.
Miro con perplejidad la pantalla del ordenador de mi nuevo compañero, intentando que no se me ponga cara de tonto ante su rápida eficiencia. La información que acaba de conseguir con un par de clics de ratón a mi me hubiese costado horas tenerla. Creo que este chico empieza a caerme bien, aunque de momento no se lo diré, no quiero que se le suban los humos a la cabeza.
Miro la fotografía del tipo sentado en el restaurante, la calidad no es muy buena, no permite distinguir si el tal Tobías Sigler es el gigantón judío que está reventando huesos italianos. Sería toda una desfachatez que el tipo fuese hasta la misma boca del lobo a reírse en la propia cara de Martinelli, lo único que conseguiría serían un par de agujeros en el cuerpo y acabar dentro de una bolsa de plástico en el fondo del río. Pero locos hay en todas partes, así que será mejor investigarlo.
De momento ya es hora de echarle un vistazo a los informes de la policía acerca del caso. Hay varias víctimas, todas de origen italiano, y todas presentan el mismo modus operandi: huesos rotos, fracturas diversas, ojos morados… Parecen molidos a base de bates de beisbol, el tío que les ha hecho eso es fuerte de verdad. Tal vez sea un exboxeador metido a matón, un profesional de la “persuasión”. Al parecer no han habido muertes, aunque si un par de casos bastante graves, un auténtico toque de atención para Martinelli. Ninguno de sus chicos quiso poner una denuncia oficial, y sus abogados de caros trajes italianos consiguieron quitarles enseguida de encima a la pasma. Me pregunto cual será la reacción de Martinelli, tal vez envíe un pelotón de gangsters a la Sinagoga para vengarse.
Miro a Parson, que ahora está terminando de comerse una ración de comida china, sonrío y le digo que vaya acabando. Es hora de ponernos en marcha.
– Bien, Jim. Deja de comer esa porquería con sabor a pescado y mueve el culo. Es hora de ir al hospital, quiero interrogar yo mismo a la última víctima del gigantón que aun está convaleciente. Si, ya se que está grave y que los médicos le han recomendado no hablar, pero seguro que conmigo hará una excepción. A veces un poco de persuasión nunca viene mal, ¿no crees?.
Sonrío a mi compañero mientras compruebo mi pistola ante sus narices. Creo que me ha entendido perfectamente cuando he pronunciado la palabra “persuasión”…
“Ok, O’Sullivan, yo también creo que es hora de empezar a mover el culo. Además, un paseo me vendrá bien para bajar el Khanom chin namya. Deberías probarlo, es mucho más sano que los donuts. Espera un momento que establezca una VPN entre mi teléfono y la consola de AECorp. Así podremos tener acceso rápido a la información que necesitemos vía 3G.”
Saco mi celular, lo conecto por USB a la terminal y empiezo a configurar un protocolo de transmisión de datos cifrado. Mientras, mi compañero se acerca a un recipiente de comida Thai aun por abrir y lo olisquea con obvio desagrado.
De repente un mensaje aparece en mi consola, alguien me ha localizado y me ha enviado un mensaje. Parece que el “agente” van Wyk no es un completo inepto. Aunque el sistema básico de mi consola es obviamente mejorable. Ya me encargaré de ello cuando tenga más tiempo.
“O’Sullivan, la bella durmiente se ha despertado. Nuestro misterioso compañero esta moviendo su culo hacia NY. Parece que el director Bachtown le ha explicado lo que opina de los “agentes al servicio de su majestad”. He establecido una línea directa con el y le he enviado los datos que tenemos hasta ahora para que empiece a hacer algo de provecho.”
Una vez dicho esto, me levanto, cojo mi chaqueta y abro la puerta de nuestra bat-cueva.
“Vamos jefe. Es tu turno, seguro que patear culos es algo que se te da mucho mejor que la comida oriental”.