El diario de Nori: Mi primer día en Carabás
«Al fin, después de unos cuantos días de a mi parecer innecesario reposo, he podido salir a la calle, dejando la casa de curas. Al menos no me han cobrado, dado que mis escasos recursos económicos no me dan para mucho. Pero me alegro mucho de haber llegado a la Ciudad de Carabás, aunque aún no se muy bien como lo he conseguido.
Esa ciudad de la que tantas maravillas he oído contar durante mi…viaje… Y que al menos, por lo que he visto hasta ahora, algunas de ellas están justificadas.»
«La entrada con esas majestuosas estatuas de chicas gato, me lleno curiosidad por ver lo que albergaría el interior y la gran avenida no me dejó la menor duda de que en Carabás podría labrarme un buen futuro, dado que carecía de recuerdos de mi pasado. Llegue a Carabás con lo puesto, sin apenas ropa, sin botas y unas pocas armas para poder ejercer mi profesión de explorador, que me entregaron estando aún en la cama, afirmando que debían ser mías, suponiendo que yo era una especie de guía o guardia de caravanas.
La ciudad estaba llena de gente por todas parte y dado que no tenía un empleo, lo primero que hice fue recorrerla para conocer mejor sus barrios y sus extraños (al menos para mi) habitantes. Me encontré de todo durante mí deambular por la ciudad. Desde humanos y enanos, que para mi eran normales, hasta seres mas extraños, pero a la vez atrayentes, como los elfos o los hombres perro (no sabia como se les denominaba cuando llegue a Carabás). Después de pasar el día recorriendo los mercados, donde me paraba a observar a la gente y a los artistas que en aquellos lugares estaban intentando ganarse el pan, me decidí a visitar el Palacio de la Marquesa.
Allí pase un buen rato observándolo todo, a la espera de poder ver a alguno de los famosos héroes de la ciudad, de los que tanto había oído hablar. Pero como no conseguí ver a ninguno, o al menos a ninguno que se pareciera a la estatua que había visto anteriormente, me decidí a preguntar a uno de los lugareños si era tan amable de decirme donde podía encontrar a uno de tales héroes. El lugareño me comentó que, sin duda, podría encontrar a uno de ellos en la taberna llamada “Casa Mensel”, a la que me dirigí sin mas demora. Cuando llegue a la taberna, me senté en la barra y le pedí a una hermosa mujer (ahora se que es la madre de Lancia), que me pusiera una copa (que pague con mis exiguas monedas), a la par que le preguntaba por el famoso héroe que se suponía regentaba la taberna. Ella me contó que ese famoso héroe era Vespero y que era su marido. Intente que me contara algo sobre sus aventuras como héroe, pero la mujer, que no se presentó y a quien no le pregunte entonces su nombre, me dijo con prisas que estaba muy ocupada, porque se había dejado no se que poción al fuego y me dejo solo en la barra degustado mi copa de vino espumoso. Como se estaba empezando a hacer de noche y no tenia donde alojarme (ni tampoco dinero), me decidí a aceptar la “hospitalidad” de los enanos en su barrio, aceptando alojarme en una modesta carreta rota, que había en una esquina, que no se porque aún estaba allí y nadie la habia arreglado (los enanos son gente muy rara).
Bueno, no se que mas contar sobre mi primer día en Carabás. Ahora que lo recuerdo, se suponía que debería de haber empezado escribiendo “Mi querido diario”, dado que esta es una forma de dejar mis recuerdos, que no son muchos, plasmados en papel para que yo los pueda leer en caso de que se me olvidaran (espero que no) otra vez.
Por cierto. Me llano Nori Barbacorta (es el nombre que me pusieron las enfermeras, porque no recordaba nada) y según dicen soy un Enano. Vivo en la Gran Ciudad de Carabás, que es lugar al que ahora llamo hogar y en el que viven mis mejores (además de únicos, que yo recuerde) amigos: Lancia Mensel y Yamu Cromson. Mi vida hasta llegar a Carabás continua siendo una incógnita, pero mi vida aquí esta repleta de aventuras y peligros, rodeado de lujos y bellas damas (de todas las razas). Una vida que vale la pena vivir.
Bueno, tengo que dejar de escribir, porque ahora mismo tengo cosas mas importantes que hacer, y seguro que Lancia y Yamu ( y también Frank), estarán esperándome. Tengo que vigilarles de cerca para que no se metan en muchos líos.
PD: Frank no es mi amigo (al menos aún no). Aún no confío en el lo suficiente como para que lo considere como tal, pero creo que aun puede enderezarse si se le coge a tiempo. Es una mala pieza. Espero que con la ayuda de Lancia, algún día llegue a ser una persona… o que al menos no sea tan rancio.»