Un viaje inesperado: Parte 2- Gran problema en la pequeña Alham

DadoEn cuanto nuestro héroes bajaron a los muelles de Alham fueron asaltados de inmediato por los lugareños que trataban de venderles todo tipo de productos de la villa directamente, sabedores que siendo viajeros de Carabás no irían cortos de monedas para gastar. Al tiempo que ofrecían sus productos no dejaban de hacerles preguntas sobre el Marquesado y de asombrarse de todo lo que ellos contestaban. A los chicos les encanto tanto aprecio por su tierra natal, pero les sorprendió lo críticos que eran con su actual gobierno, el Jerife Al-Bassid. En cuanto compraron unas cuantas baratijas y algo de fruta fresca exótica, decidieron pasear sin alejarse mucho del puerto e ir a comer algo en alguna taberna cercana. La ciudad de Alham era una típica villa portuaria, de calles estrechas y apretadas, todas de color blanco y de poca altura, con lo cual la sensación de bullicio hacia parecer que todos los días era día de mercado.

Dejaron que Capitán Rihab resolviera sus «asuntos» en secreto y sin molestias y Lancia decidió usar sus instintos callejeros para encontrar una buena taberna para comer alguna especialidad local. Nori se mostró excesivamente critico con la gastronomía local, ya que visto la riqueza de este pueblo, era posible que dicha especialidad fuera estofado de piedra o zapato a lo sumo. Lejos de amedrentarse, Lancia siguió en sus trece y decidió seguir a un puñado de ratas callejeras que se dirigían a una humilde taberna con la esperanza de que las ratas sabían donde se podía comer bien y con seguridad…

La taberna era la típica de los puertos, y su clientela la habitual, posiblemente a excepción de las fulanas que trabajaban mas en los muelles, pues los lugareños no parecían disponer de dinero para gastar en según que banalidades. Los lugareños miraron con cierto recelo, pero el dueño les atendió muy amablemente al ver el escudo de Carabás en la casaca de Yamu. Nori hizo muchísimas preguntas sobre la comida, dejando claro que a pesar de ser un enano le gustaba comer bien, y al final se decidió por lo mismo que todos, un kebab mixto con 3 carnes distintas, aunque no consiguieron averiguar de que animales eran. Los tres dieron buena cuenta ademas del licor de la casa, ya que por unas razones u otras todos soportaban muy bien la bebida: Yamu era elfo, y ya se sabe que como mucho podia llegar a sentir un cosquilleo en los dedos. Nori es enano, y para ellos las bebidas alcohólicas son mas comunes que el agua corriente. Y Lancia había heredado la fortaleza y robustez física de su padre, quizás no tan legendaria, pero suficiente como para tumbar a cualquier marinero antes de que empezara a marearse.

Mientras apuraban sus ágapes, una extraña pareja joven se acercó a la mesa descaradamente y les preguntó, sin siquiera saludar, pero de forma educada, si realmente eran lugareños de Carabás. Así se lo afirmaron y el chico, sin decir sus nombres, les pidió ayuda para llegar a Carabás en barco sin que nadie lo supiera. Les mostró una bolsa repleta de monedas de plata, y les preguntó si con eso habría suficiente. Ligeramente aturdidos, los chicos empezaron a hablar con la pareja, aunque el unico interlocutor era el chaval. Averiguaron que el chaval había oído que era habitual la inmigración de Alham a Carabás en los barcos que hacían escala en el puerto, y los capitanes solían admitir pasajeros que querían empezar una nueva vida. Sin embargo no había motivo para tanto secretismo, simplemente podrían comprar un pasaje. Como esto escamaba a los chicos, le preguntaron al joven haradrim porque huía de esa manera. A Lancia se le ocurrió que quizás podría ser como en los cuentos, y la prometida del chico iba a ser desposada con un Visir gordo y con bigote muy malo y por eso huían en secreto. La verdad resulto ser bastante similar , para sorpresa de Lancia, pero no tan romántica. El chico pareció fiarse del grupo, que parecía dispuesto a ayudar y ni siquiera se habían interesado por el dinero, así que se presentó como Amid Rauf y a su acompañante como Tara Salib, su prometida. Amid contó que el es un hijo de un campesino en un pueblo del interior del jerifato de Al-Bassid, Baladín, cuya situación socio-económica es muy similar a la de Alham. Baladín se encuentra en los limites del Valle del Sol, un lugar tradicionalmente maldito y tabú para los lugareños, y esta muy dejado de la mano del Jerife en lo que se refiere a apoyos militares. Sin embargo, debido a la guerra sin sentido con los Sohines del este, el Jerife mandó hace pocas semanas a un grupo de recaudadores para cobrar impuestos extra. Los lugareños de Baladín protestaron, pues los continuos asaltos de los Sohines y bandidos les dejan sin apenas nada para vivir, pero los recaudadores dijeron que o cobraban impuestos o debían pagar el diezmo en soldados jóvenes y fuertes. Entonces Amid inició una revuelta a la que se unieron los jóvenes del pueblo, y expulsaron violentamente a los recaudadores. Conocedor de que esto traería la desgracia al pueblo, pues el Jerife no es un hombre en absoluto comprensivo, reunió al pueblo y les pidió que le culparan públicamente a él por el alboroto, para liberar al pueblo del castigo, y él mismo huiría hasta Carabás para empezar una nueva vida. La gente del pueblo reunió un puñado de monedas y le deseo suerte, al tiempo que Tara, con la bendición de su padre, pidió acompañar a su prometido en su viaje. Amid escuchó que el Alham era facil embarcar hacia Carabás y que si sabia con quien hablar podría hacerlo de forma discreta para que su pista se perdiera. Le habían dicho que en la ciudad podría encontrar algún grupo contrario al Jerife, pero al ver a los chicos en la taberna le pareció mas oportuno y discreto eliminar estos intermediarios.

A pesar de que la historia les convenció y querían ayudarle, los chicos le dijeron a Amid que ellos no iban hacia Carabás ahora mismo. Sin embargo, Lancia recordó que el «Estrella de la mañana» estaba preparándose para salir hacia Carabás, y creía que podría convencer a alguien para colarlos. A Amid y Tara les pareció una muy buena idea, y los chicos se ofrecieron a acompañarlos hasta que embarcaran.

Mientras caminaban por las estrechas callejuelas, Amid y Tara contaban historias sobre el despotismo del Jerife y su odio visceral hacia los Sohines tras la muerte de su primogénito, que están llevando poco a poco al Jerifato a un estado de guerra constante y a la ley marcial. De pronto a Nori le pareció notar algo raro en el ambiente. Informó discretamente a Lancia y a Yamu de que al menos 3 personas les estaban siguiendo desde hace rato, y posiblemente estaban preparando una emboscada en alguna de las calles. A pesar de que Lancia y Yamu no identificaron a las personas, trataron de urdir un plan de contraataque. Yamu de adelantó al grupo discretamente, y avanzaba tratando de esconderse en la vanguardia de Nori. Lancia se quedó atrás, camuflándose entre el gentío, vigilando a Nori , Amid y Tara desde la retaguardia. Nori se quedó con Amid y Tara, aparentemente solo ante los ojos de sus perseguidores, como único guardaespaldas. Esta falsa situación fue notada enseguida por los perseguidores quienes, engañados, cortaron el paso a Nori de forma muy obvia:  Tres tipos armados con cimitarras y embozados con túnicas gruesas y turbantes, saltaron ante Nori y le exigieron la entrega de Amid y Tara. Nori esgrimió su maza y su hacha, mientras les gritaba para atraer su atención, preguntando con que autoridad querían reclamar a los jóvenes. Los atacantes no se identificaron como agentes de la autoridad de ningún tipo, es mas, respondían de forma agresiva y amenazaban con pasar por encima de Nori si era necesario. Mientras Nori atraía su atención, Lancia vio como desde la retaguardia otros dos embozados trataban de acercarse discretamente hacia Amid y Tara, desenfundando una dagas. Ante la critica situación, Lancia se abalanzó por sorpresa sobre uno de los atacantes furtivos, golpeándole con ambas manos los oídos con tal fuerza que el asesino quedó inconsciente en el acto, sin que se hubiera dado cuenta de nada. Nori respondió lanzando el hacha a los tres tipos que tenia delante, que la esquivaron sin muchos problemas mientras cargaban contra él. Yamu apareció entonces por detrás de la vanguardia de los atacantes, pero se movían con mucha agilidad y no consiguió mas que eliminar la presión sobre Nori, que se enfrentaba ahora a dos atacantes él solo. Lancia bloqueó al segundo asesino furtivo, que ante el ataque sorpresa de la pelirroja trató primero de deshacerse de ella. Amid y Tara se resguardaron buscando a Nori, que aguantaba las acometidas de los dos embozados, no sin algunos problemas. Los golpes le llovían y parecían hacerle mella, para preocupación de sus compañeros, pero Nori no parecía quejarse y daba la impresión de que soportaba el castigo estoicamente. Yamu se deshizo por fin de su atacante con un único golpe certero, mientras que Lancia acababa con el suyo con un elegante movimiento oriental, de forma que pudieron ver claramente como un tremendo golpe de cimitarra golpeo a Nori directamente el el brazo que pareció hasta crujir desde la distancia.

Fue entonces cuando a Nori le invadió una extraña sensación: desde los mas profundo de su ser, el dolor que sentía por el hueso roto parecía haber despertado una extraña fuerza o voluntad. Algo, alguna cosa, parecía querer surgir de su interior y trataba de abrirse paso por la mente y la voluntad de Nori. Casi por instinto, Nori se resistió y pareció pelearse con esa cosa para mantenerla en su interior. Tras una lucha que solo duro un instante, pero a Nori le parecieron horas, Nori volvió a ser consciente de la situación y lo que fuera que había tratado de aprovechar la situación de debilidad de Nori, volvió a la oscuridad de las profundidades del alma de Nori…Quien continuaba con un brazo roto, pero con solo un atacante, pues el otro, dándole por derrotado, trató de agarrar a Tara. Mientras Yamu y Lancia cargaban para socorrer a Nori y Tara, el gentío de los alrededores empezaba a gritar ante la llegada inminente de las fuerzas del orden del Jerifato. Sabedores que Amid estaba buscado por el jerifato y estando en superioridad numérica, los chicos decidieron huir hacia el puerto, y sus atacantes también parecieron decidirse por la huida, pero en sentido contrario. Nori y Yamu escoltaron a Amid y Tara por las calles, mientras a Lancia, sabedora de que podria correr mas que cualquier soldado haradrim, pensó en recabar algo de información de sus atacantes inconscientes. Busco rapidamente en sus bolsillos para llevarse algunas monedas y cuando les abrió la chilaba vio una armadura de cuero con un escudo llamativo, una luna y una cimitarra. Con esa imagen en la mente salio corriendo y se mezcló con la gente, mientras los guardias del jerife detenían a los otros saqueadores oportunistas mas incautos.

Cuando Lancia se reunió con el grupo en una zona discreta de los muelles, encontró a Nori entablillándose él mismo el brazo, con aire de autosuficiencia mientras lo colgaba de un cabestrillo muy bien realizado. Lancia les comentó el símbolo heráldico que había visto en los uniformes ocultos de los atacantes, y Amid les dijo que ese es el símbolo de Al-Bassid. Esto era curioso, pues Amid estaba buscado por las fuerzas de Al-Bassid y estos podrían haberse identificado como fuerzas del orden en lugar de tratar de atacar directamente al chico. Estaba claro que algo olía a podrido si no en Alham, en el jerifato de Al-Bassid, pero ahora tenían otras cosas de que preocuparse.

Lancia preguntó a un par de marineros que no parecían tener ningún reparo en charlar con una guapa jovencita que requería de su ayuda, y no le fue difícil averiguar quien con quien debía hablar para embarcar a unos pasajeros discretamente. Ese alguien resultó ser el contramaestre del «Estrella de la mañana», que tras recibir unas monedas por el billete, recibió a los pasajeros sin ninguna pregunta y aseguro a Lancia que llegarían a Carabás sin problemas mañana mismo. Amid y Tara estaban muy agradecidos a los chicos por ayudarles y haberles salvado de sus perseguidores, pero los chicos aún querían ayudarles mas: Lancia les dijo que conocía muy bien a la Marquesa y que esta daba audiencias a los ciudadanos todos los días. Les dijo que si podían tener audiencia le hablaran de Lancia y los chicos y seguro que Nefer les ayudaría en todo lo que pudiera. Asimismo Yamu le ofreció a Amid un puesto en un unidad, pues su valentía, rebeldía y liderazgo eran cualidades que él quería tener en sus soldados, y Amid prometió que lo pensaría. Agradecidos de todo corazón y disculpándose con Nori por su herida, que de todas formas no parecía molestarle en absoluto, se despidieron de los héroes deseándoles toda la suerte del mundo en su empresa.

Cuando los chicos volvieron al «Crines de espuma» les esperaba la regañina de William Shield, que despotricaba sobre la temeridad de pasear solos por el puerto en cuanto vio a Nori con un cabestrillo. Cuando les preguntó que había pasado, Nori dijo que se había resbalado y que no era nada, y ante la atónita mirada de William, que no sabia que decir, el capitán estalló en risotadas mientras ordenaba que zarparan.

El resto de la velada fue muy tranquilo. El cielo amenazaba tormenta y Eduardo les dijo que esta noche no habría cena común, que se refugiaran en los camarotes mientras amainaba. A media tarde Nori se quito el cabestrillo de nuevo ante la atónita mirada de sus propios compañeros, comprobó que el brazo funcionaba correctamente, sonrió con satisfacción y se guardó el cabestrillo en su maletin de curas.

Por la noche los chicos quedaron en el camarote de Lancia para charlar sobre lo sucedido y decidieron que en cuanto llegaran a Carabás debian avisar al Señor Noorgard y a la Marquesa de la situación de Alham y de todas las cosas extrañas que habian visto. ¿Quienes eran estos embozados, agentes de Al-Bassid, que sin embargo actuaban fuera de la ley y a sus espaldas? Pero las preguntas quedaron sin respuesta cuando, por encima de los sonidos de la terrible tormenta que les golpeaba, oyeron los gritos de los marineros y al capitán llamando a las armas a sus muchachos…algo grande parecía golpear al barco, y por lo que se oia en cubierta, ya lo habia abordado

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