Reparto de protagonistas
Aquí dejo una lista con los figuras que se encargaran de dar vida, arte y salero al mundo oscuro de chapapotelandia, también conocido como Aquelarre en el Renacimiento.
Empezamos por el Magnate financiero, conocido por el Nombre de Oriol del Penedes, todo un genio de las finanzas que destaca sobre todo por sus pocas ganas de gastar los Maravedíes que gana y por pagar lo menos posible a sus sirvientes. Un Catalán de pies a cabeza, como mandan los cánones.
Continuamos con Oleguer Puigdemont. Un antiguo enterrador, que después de quedarse sin feligreses que enterrar, tuvo que darse las de Villadiego como suele decirse y buscar pastos mas verdes. Acabando al servicio de Oriol. Un Pícaro de mucho cuidado que se gana la vida haciendo desaparecer, por beneficio y por costumbre todo lo que puede.
El siguiente de la lista de figuras es, Anton Chapapote, un cazador oriundo de las verdes tierras de Galicia, que como fugitivo, es perseguido por un crimen que no cometió, o si, porque dado que esta un poco cegato, es fácil que lo cometiera y no enterara. Se le ha contratado como guía, pero dado que no ve muy bien, es fácil que acaben perdiéndose.
Y como músculo tenemos primero a Cortes “El Valiente” Andetxaga, un soldado de origen Vasco, bastante novato en el oficio, pero no por ello menos capacitado para defender los intereses de Oriol de bandidos y similares.
Y por último, pero no menos importante tenemos a Ramiro “El Diablo” Díaz. Un mercenario curtido en mil batallas, ya entrado en años y que esta de capa caída, pero aun tiene muchos trucos bajo la manga como para amedrentar hasta el mas pintado. Un militar con experiencia que bien vale lo que gana, aunque la mayor parte se la gaste en vino.
Antón Chapapote, nieto del afamado Froilán Chapapote de Muxía, es oriundo de la villa de O Porriño, al norte de Tuy, donde trabajaba de cazador en el coto del obispo de Tuy. Pero tuvo que dejar su vida cuando, una noche, su padre y alguacil de la villa, fue a avisarle que, por la mañana, iría a detenerle por el asesinato de su mujer. Ese simple acto ya indicaba que su padre sabía que no era culpable. Con lágrimas en los ojos por su mujer y por su forzado exilio, hizo el petate y salió rumbo al este, sin mirar atrás.
Oleguer debe su apellido, Puigdemont, a su maestro y amigo Vicente, o tío Sentó, como todo el mundo le llamaba. Oleguer fue abandonado siendo un bebé en un sucio callejón de un poblucho catalán, y el Tío Sentó, un mendigo viejo y ciego, lo recogió y cuido, librándose de una muerte segura. Sentó le presentaba siempre como Oleguer Puigdemont, porque decía que ese apellido le sonaba a alguien importante. Paso su niñez aprendiendo el arte de sobrevivir con Tío Sentó, hasta que un día el anciano murió de pura vejez en un pueblo llamado Matanza. Pregunto a todo el mundo para que enterraran al viejo, pero al parecer el enterrador del pueblo había fallecido hace poco y nadie parecía dispuesto a recoger el testigo. Ni corto ni perezoso, el mismo se coló en el cementerio y lo enterró donde le pareció. Esto le sirvió para que el alcalde del pueblo le ofreciera el puesto de enterrador y aceptó. Paso su juventud enterrando a vecinos y despojándolos de las cosas que ya no iban a necesitar. Nunca ningún cliente se quejó de estos robos, aunque algunas noches juraba que escuchaba a los recientes fallecidos lamentarse de las pérdidas de alguno de sus objetos, pero el estaba muy tranquilo dentro de su choza revestida de crucifijos y otros símbolos Santos y Mágicos que paradojicamente, había conseguido enterrando a pobres desgraciados. Hace pocos meses una terrible plaga azotó el valle de Matanza, y a Oleguer no le faltaba trabajo. Poco a poco, todos los vecinos cayeron víctimas de la peste, o huyeron a otros lugares. Oleguer fue el único que se salvo de la peste, dado que inexplicablemente parecía inmune a esta extraña enfermedad. Su último trabajo antes de irse fue enterrar a su último vecino y después de eso, como el pueblo se había quedado sin habitantes que enterrar, siendo innecesario un enterrador, Oleguer recogió lo poco que tenía y se lanzó al camino en busca de pastos mas verdes…