Un viaje inesperado: Parte 7 – Bestias liberadas
Mientras Lancia tenia bajo control en su nueva situación, Yamu parecía haberse vuelto loco, o al menos algo ido. Estaba claro que Lancia estaba preocupada por su cambio de aspecto, pero aún mas por la vocecilla que escuchaba en su cabeza, que parecía recriminarle el hecho de no haberla dejado escapar. Pero Yamu simplemente flotaba mirándolo todo, confundido, y escudriñando a los chicos con aire de superioridad, como preguntándose quienes serian estos seres tan inferiores. Hasta que localizó a Lancia y pareció reconocerla. Ni que decir tiene que Frank, Harry, y en menor medida Nori, estaban tan sorprendidos como asustados por el cambio que Lancia y Yamu habían sufrido. Lancia hacia todos los esfuerzos posibles para convencerles de que no había peligro alguno, que era ella misma, y al final entraron en razón. Incluso con la escasa ayuda de la actitud de Yamu , que no dejaba de comportarse como un megalomano venido a menos, perdido en un lugar que no conoce, pero seguro de que podría tomar el control del lugar en poco tiempo.
Harry, seguro ya de que Lancia era la misma, simplemente mas morena y puntiaguda, hizo subir a los prisioneros rescatados que se asombraron del aspecto de Lancia sobretodo. Las miradas de recelo abundaron, pero al final pudo mas el hecho de que era precisamente Lancia en quien mas confiaban, y en el fondo apreciaron que era ella misma la que se ocultaba tras el disfraz de demonio. De hecho fue la propia Lancia la que casi obligó a Harry a acompañar a los prisioneros fuera del cráter del volcán, a través de una cuerda encantada que el propio Harry hechizó usando la cuerda sobrante para salvar los 2 metros que distaban desde la pasarela a las rocas. Harry quería quedarse, porque estaba preocupado por Lancia, pero al final esta le convenció para que acompañara a los rescatados ladera abajo hasta Lurenia, que estaba solo a dos horas a pie. Harry se despidió deseándoles suerte, y ahora los chicos estaban solos, pero libres de equipaje para enfrentarse al líder de los bandidos, Niels. Aún les perseguían, pero ahora podrían escabullirse mucho mejor. El problema real era Yamu, o quien fuera ahora. Él afirmaba que era Yamu, y de hecho reconocía a Lancia, aunque solo físicamente. De hecho, le confundía la forma en la que se comportaba, pero al final le recordó a la propia Lancia que seguramente seria una treta o algún tipo de travesura nueva que se había inventado, y se autoconvenció. Nori pareció aceptar la nueva situación rápidamente, quizás porque ahora podía estar seguro de que el extraño ser que le llamaba desde lo mas profundo de su alma debería ser algo parecido a lo que les había pasado a sus amigos. De hecho hasta estaba aliviado y comprendía muchas cosas. Pero Frank no parecía entender nada. Estaba muy confundido y desorientado, y Lancia y Nori tuvieron que tranquilizarlo un buen rato hasta que asumió que la transformación no habia sido tan peligrosa. Aún así, su naturaleza desconfiada le estaba haciendo pasar un autentico infierno, sobretodo con Lancia. Al final, convencieron a un cabezota y arrogante Yamu de que lo mejor seria buscar y derrotar a Niels, con la excusa de que se había proclamado líder de la fortaleza, y eso no podía permitirse. Todos se adentraron en la fortaleza de nuevo, a través de otra pasarela, que acababa bloqueada por una enorme compuerta con manivela. Nori escuchó mucho revuelo al otro lado, y después de mantenerse callados durante un rato, escuchó lo que parecía un montón de gente salir por otro lado y abandonar el recinto que estaba al otro lado de la puerta. Al tratar de abrir la compuerta, Nori se dio cuenta de que estaba oxidada y bloqueada y se dispuso a aflojar el mecanismo sacando una bolsa de herramientas. Yamu les informó que él podría volatilizar la puerta o simplemente arrancarla de cuajo, pero Lancia le distrajo ( a él y a Frank, para tratar de calmarlo mas) preguntadole donde le quedaría mejor un lacito, si en los cuernos o en la cola. Mientras Yamu le criticaba por tratar de ponerse un lacito en ningún sitio, y Frank observaba hasta cierto punto divertido como Lancia de anudaba un lazo en la cola, Nori tuvo el tiempo suficiente para aflojar el mecanismo. Llamó a Frank, quien no tuvo ahora ningún problema para abrirla, mientras Nori se limpiaba la grasa de las manos con un trapo mientras sonreía de satisfacción. Tras la puerta había un pasillo largo de lo que parecían unos barracones repletos de dormitorios. Todos se separaron para tratar de revisarlos todos rápidamente y recoger todo lo que pareciera interesante. Yamu recogió pocas cosas, porque a su entender pocas cosas de las que encontró valían la pena. Nori encontró un par de utensilios médicos que podían ser útiles, como bisturis, taladros e hilo de coser. Frank encontró 30 kilos de monedas de estaño y las llevaba encima como podía. Y Lancia encontró un pato vivo atado a una cuerda, que llevaba ahora en brazos. Este hecho tranquilizó aún mas a Frank, pues la visión de Lancia abrazando con ternura a un pato que acababa de encontrar era una prueba irrefutable de que continuaba siendo ella. Nadie se atrevió siquiera a preguntarle a Lancia por el pato, Nori simplemente se limito a exhalar un profundo suspiro cuando Lancia le dijo que esta noche no iban a comer pato y riñó en su lugar a Frank por cargar con 30 kilos de monedas sin ningún valor. Frank y Nori se pusieron a discutir en cuanto Frank le pidió poner las monedas en el arcón mágico que llevaba Nori, mientras Lancia, que daba la razón a Nori, trataba de abrir la última puerta que estaba fuertemente cerrada. La discusión se acabo cuando Nori se cansó y le ofreció a Frank 4 monedas de plata, una moneda de plata mas del valor de los 30 kilos de monedas de estaño, si las tiraba todas al cráter del volcán desde la pasarela al final del pasillo. Como era un buen negocio, Frank lanzó las monedas con una ligera duda…pero después de todo, era difícil tratar de esconder 30 kilos de monedas. En medio de las risas y felicitaciones para Nori por la forma de zanjar la discusión, Lancia abrió la puerta y los chicos entraron a una habitación mas lujosa, posiblemente del jefe de los antiguos bandidos, Magnus. La registraron y encontraron algunas cosas útiles, como na buena tienda de campaña, algunas armas de calidad y una bolsa de diamantes. Cuando Lancia buscó su bolsa de joyas en las que tenia las que vomitó Cascabel para guardarlas juntas, se horrorizó al ver que la bolsa estaba llena de lo que parecía vomito de cabra y la lanzó al suelo mientras corría gritando fuera de la habitación. A Lancia no le gusta en absoluto la visión de sangre, heridas o cosas repugnantes, y este vomito era una de esas cosas repugnantes. Nori y Yamu también se asquearon un poco al ver que Frank se acercaba a inspeccionar la bolsa. Aparte de asegurarse de que estaba llena de vomito, no encontró rastro alguno de las joyas de Cascabel. A pesar de que Frank apartó la bolsa, Lancia se negaba a entrar, mientras Nori descubrió un doble fondo secreto en el armario que guardaba un montón de monedas de oro, una bonita cimitarra y un cinturón de eslabones de mithril que parecía muy valioso y mágico. Todos echaron en falta la compañía de Harry que venia muy bien para estos momentos mágicos, pero guardaron el botín para que este lo examinara mas tarde cuando se volvieran a encontrar. Ya no había nada mas fuera así que todos se reunieron con Lancia en el pasillo. Había una puerta de salida hacia el interior de la fortaleza, por donde se habían marchado todos los inquilinos y otra justo al lado. La puerta lateral parecía muy recia y pesada, y estaba muy bien cerrada. Ante la sospecha de que podía guardar un tesoro, esta vez fue Frank el que trató de forzar la cerradura. Lancia aún se estaba recuperando de la horrenda visión del vomito. Frank se tomaba su tiempo con la puerta, escuchando los chasquidos, manipulando con cuidado, hasta que Yamu, haciendo gala de una fuerza sobrehumana que le otorgaban sus aparentes poderes psionicos y de una condescendencia y fata de compañerismo que le otorgaban su ego, arrancó literalmente la puerta de sus goznes, casi arrastrando a Frank en el proceso, demostrando que lo que Yamu había dicho anteriormente era totalmente cierto. A pesar de que la acción molestó a todos, y aún mas a Frank que no podía dejar de fijarse en la sonrisa de Yamu, todos reaccionaron con rapidez cuando escucharon a un montón de bandidos que parecían subir las escaleras tras la puerta frontal. Entraron en la sala cerrada por el hueco de la puerta, y ante la imposibilidad de ocultarse ahí, porque la puerta estaba tirada en el suelo, abrieron el arcón mágico y lanzaron al interior sin mirar todo lo que había encima de una mesa que parecía de laboratorio y los libros que pudieron de las estanterías de un zarpazo, y salieron corriendo (volando en el caso de Lancia y Yamu) pasillo abajo de nuevo a la zona de las pasarelas. Entraron de nuevo a la cúpula de los sabuesos infernales y se aseguraron de que no les seguían. No parecía que pudieran volver al interior de la fortaleza, así que la solución era subir mas allá de la cúpula por las escaleras que parecían guardar los sabuesos. Cuando subieron, se encontraron al aire libre, en el techo de la cúpula. alrededor de ellos los tubos que conducían la lava parecía desaguar en llamaradas verdes, y muchos conductos canalizaban la energía hasta una torre cerrada que tenían enfrente. Esta torre se comunicaba con otra a través de un pasillo cubierto, al que se podía acceder por una pasarela metálica desde donde estaban. No había puerta, parecía simplemente un acceso de servicio. Y ademas era la única salida. Cuando entraron al pasillo aparecieron en medio de dos grupos de enemigos: Uno, compuesto por un tipo grandote vestido de general que debía ser Magnus, y dos guardias armados, vigilaba la puerta hacia la que los conductos canalizaban la energía. El otro grupo era únicamente un troll gigantesco, que guardaba de espaldas la puesta de acceso al pasillo desde la otra torre. Magnus dio la alarma y el combate empezó. Frank se retiró del pasillo hacia la pasarela, mientras Nori cubría la puerta desde allí con su rifle. Lancia y Yamu, aprovechando su capacidad de vuelo, salieron de la pasarela y flotaron encima del crater. En cuanto los bandidos se abalanzaron sobre la pasarela, Nori disparó, y los bandidos se parapetaron en el pasillo mientras sacaban sus arcos. El intercambio de disparos parecía beneficiar a Nori a pesar de no tener cobertura, y los bandidos dejaron pasar al troll. Con el troll encima de la pasarela, Nori y Frank decidieron asaltar el pasillo. Yamu lanzó un terrible hechizo de agonía que provocaba un terrible malestar a todos los enemigos mientras se concentrara. Lancia apoyó a los chicos en el asalto, esquivando fácilmente al troll, y deshaciéndose de uno de los bandidos saltándole por encima y dándole una patada en la espalda que lo derribo. Nori disparó sobre Magnus y le hirió en la rodilla, dejándolo prácticamente fuera de combate. Lancia se dedicó a atacar al troll sobre la pasarela, usando sus ataques acrobáticos, volando a su alrededor como una mariposa y picando como una abeja. Sin embargo, a pesar de que sus golpes eran precisos, el troll era demasiado resistente. A pesar de que el troll no parecía representar mucho peligro para Lancia, a la que trataba de alcanzar a manotazos inútilmente como si se tratara de un simio gigante tratando de cazar ingenios voladores ,Yamu acudió en su ayuda para acabar con el troll rápidamente. Frank y Nori no lo llevaban mal, pero Magnus estaba llamando a la puerta para que Niels dejara el ritual y saliera a ayudarles. El único guardia que quedaba en pie disparó una flecha a Nori mientras se retiraba a la puerta y esta le acertó a Nori de lleno en la pierna.
El dolor que sentía Nori, junto con la presión y posiblemente la energía mágica que pululaba alrededor. hicieron que esta vez la bestia que parecía tener dominada saliera al exterior. Sin embargo, en el ultimo momento, Nori se aferró a este mundo y apartó a la bestia del control de su cuerpo…que se había transformado como ya temía. Frank vio como Nori se acurrucaba en el suelo tras recibir el disparo, y como rápidamente aumento de tamaño hasta convertirse, en cuestión de segundos, en una extraña criatura hecha de lo que parecía piedra verduzca, tan pesada que el suelo se quebraba bajo sus pies. Su cicatriz se extendió hasta cubrir todo su cuerpo, y el resultado era una criatura similar a un golem o un constructo, mucho mas avanzado, hecho de siderita. En su pecho y el su pierna habían runas grabadas en un idioma ilegible que brillaban y parecía cambiar de forma a cada instante. Sus brazos acababan en una especie de sistema de navaja multiusos, y Nori sentía como podía modificar sus manos para asemejarse a cualquier arma que poseyera. Sobre sus hombros tenia un par de lanzadores que podía usar libremente. Nori se sentía en el interior de una enorme e impenetrable armadura, pero veía el mundo como muy lejos, a través de las aberturas de sus ojos. Y dentro estaba muy oscuro, y no parecía tener forma de comunicarse verbalmente con el exterior. No tenia boca. Pero dentro de lo que cabía se encontraba bien. Solo que sentía una extraña presencia en el fondo de su consciencia. No le decía nada. No hacia nada. Era solo vacío y serenidad.
Solo quedaba un Magnus herido que estaba esperando a Niels en la puerta y un guardia herido menos gravemente, pero que había visto demasiados fenómenos como para querer quedarse. Mientras el guardia huia, Lancia se acercó rapidamente a Magnus y le lanzó un encantamiento de amistad. Niels abrió la puerta furioso: ni siquiera parecía ya humano. Su piel era escamosa, su cabeza estaba repleta de cuernos queratinosos, era de un tamaño enorme para la estatura humana y uno de sus brazos parecía haber sido sustituido por un brazo de algún ser draconiano. Sus ojos brillaban con un color verde muy intenso, y se refería a si mismo en plural. Se llamaba a ellos mismos como Jack. Los relámpagos verdes que saltaron conectando a Niels con Lancia, Nori y Yamu le aturdieron y confundieron al principio. No sabia quienes eran esas tres criaturas ni a que habían venido, pero parecía saber de donde habían salido, y en cierta forma, les dijo que eran iguales. Les ofreció unirse a ellos en la conquista del mundo, y cuando se negaron, Magnus protegió a Lancia diciéndole a Niels que ella estaba de su parte, y refiriéndose al propio Niels como a su hermano. Niels avanzó entonces a por Frank, Nori y Yamu, dejando atrás en el umbral de la puerta a su «hermano» Magnus y a Lancia que le sostenía mientras se quejaba de la pierna. Nori lo mantuvo a raya con sus cañones, mientras Niels le lanzaba rayos que aparentemente rebotaban en su cubierta. Frank le atacaba gracias a la cobertura de Nori, y Yamu preparó un hechizo de parálisis . Lancia le dijo a Magnus que quería ayudar a su hermano, y le preguntó si sabia la forma. Magnus solo señaló la maquina que estaba tras la puerta y le dijo que esa cosa le había cambiado. Lancia vio la maquina, a la que llegaban todos los tubos de magma y vapor herviente del cráter. Tenia numerosas válvulas y manivelas, y un enorme cristal palpitante de siderita, que brillaba con tal fuerza que hasta producía sonidos. Gritó a sus compañeros que destruir la maquina podría ser peligroso, pero seria la mejor forma de ayudar a Niels y liberarlo de lo que parecía haberle afectado, de una forma parecida a lo que a ellos mismos les había afectado. Mientras Yamu paralizaba a Niels, Nori cargó contra la maquina sin apenas pensar. Mientras Nori cogía velocidad, Lancia vio como Frank atacaba con fiereza a un Niels paralizado. Nori atravesó la puerta y chocó contra la maquina como si se tratara de un ariete. La maquina estalló en pedazos, llenando la sala de fuego, lava , humo y metralla. la onda expansiva lanzó hacia atrás a todos, derribando a Frank , Magnus y Niels, mientras que Yamu y Lancia se frenaron en pleno vuelo gracias a sus poderes y alas respectivamente. Frank se levantó con las espadas en mano, pero Niels estaba ya inconsciente. Todos se alegraron enormemente cuando de la enorme bola de fuego en que se había convertido la sala de la maquina vieron salir a überNori, cubierto de lava y ardiendo, pero con paso firme como si no le hubiera ocurrido nada. En cuanto cruzó la puerta, Nori cambio de nuevo su aspecto y volvió a ser él mismo como por arte de magia.
Todo parecía haber acabado bien: Niels estaba inconsciente , había vuelto a su tamaño normal, y tenia muchas menos escamas en la piel. Su brazo injertado continuaba allí, pero estaba claro que la presencia le había abandonado por ahora.
Lancia miró fijamente a Frank. No le había gustado como se había comportado. Frank cruzó la mirada con Lancia. Sabia que iban a hablar del tema tarde o temprano.