Introducción a la segunda parte de la partida. Bueno aquí está el comienzo de la aventura, he escrito hasta un punto que quiero que leáis antes de continuar. Si queréis preguntarle sobre cualquier cosa, este es el mejor momento.
Cuando Rauvan termina de pronunciar las palabras, una luz cegadora os envuelve y cuando desaparece gradualmente os dais cuenta de que ya no estáis en el templo de los Yuan-ti. La habitación donde os encontráis ahora mide unos 7 x 5 mts y tiene las paredes ocupadas por estanterías llenas de objetos de arte y libros exóticos que tienen pinta de ser caros. Algo que os llama la atención es una espada larga de muy buena calidad en una caja de cristal, dispuesta horizontalmente en una de las estanterías. El suelo está cubierto por alfombras de diversos estilos provenientes de otras tierras. En un lado de la habitación, hay una mesa llena de papeles con un confortable sillón y dos sillas grandes al otro lado. En el lado opuesto de la habitación hay una puerta flanqueada por dos sillas más.
El silencio termina cuando Rauvan lanza un suspiro y dice “por fin en casa”. Señores bienvenidos a mi humilde hogar, antes que nada voy a avisar a mi ama de llaves para que no se sobresalte. Se asoma por la puerta y grita: “Claudia he llegado y con tres invitados”. A continuación se escucha una mujer llamando a un tal Simón, para que vaya al despacho para atender a los invitados. Unos segundos después aparece por la puerta un muchacho de unos 10 años de edad, 1,60 de altura, bien parecido y que os atiende muy educadamente.
Señores tengo que anunciarle a Lord Necrus que estamos aquí, Simón os ayudará en todo lo que deseéis, yo volveré en pocos minutos. Cuando termina de decir esto, entra en la habitación una mujer de unos 40 años, bonita para su edad y con cara de preocupación, que se normaliza cuando observa que Rauvan se encuentra bien. Entre ellos se cruzan miradas de emoción y entusiasmo que revelan sentimientos reprimidos por vuestra presencia.
El mercader regresa de hablar con Necrus y os confirma que cenareis con él dentro de un par de horas. Empieza a oscurecer y seguís a Rauvan por las calles de Aguas Profundas de la parte más burguesa de la ciudad a la que pertenecen él y su señor. Llegáis a una torre cuadrada de tres plantas de altura y rodeada por un muro de piedra de 3 mts que no deja ver por debajo de la segunda altura. Cuando llegáis a la única puerta del muro, que es de madera y hierro y parece muy pesada, Rauvan os pide que no salgáis del camino que el pisa. Se gira hacia la puerta y hace sonar la aldaba que está sujeta a un relieve de cabeza de Dragón. Los ojos de éste se abren y el Dragón emite unas palabras: “pasad por el 2º” y se abren las puertas.
Ante vosotros se extiende un jardín de hierba corta y plantas de flores negras y otras rojas, en el suelo hay cinco caminos del tamaño de una persona de ancho, que empiezan desde un claro que hay delante de la puerta. También hay una gran cantidad de estatuas de piedra de diferentes animales, leones, tigres y otros que no habéis visto nunca. El comerciante elige el segundo camino empezando por la izquierda y con un gesto de la cabeza os invita a seguirlo, mientras os recuerda que no piséis fuera del camino.
La puerta de la torre se abre cuando estáis a unos tres metros de ella, entráis dentro y en el vestíbulo os encontráis con un hombre que aparenta unos cuarenta y pocos años, pero se aprecian en él unos rasgos, casi imperceptibles, comunes entre los semielfos. Su piel es un poco morena, su cabello liso y plateado le llega casi a los hombros, su cara larga y delgada no tiene barba y sus ojos marrones de penetrante mirada, le confieren un porte noble y un poco misterioso a la vez. Está vestido con una túnica de mago roja y negra con filigranas y runas de oro. En su mano derecha lleva un bastón de metal negro y con runas enanas doradas grabadas en toda su longitud, rematado en el extremo superior por la cabeza de un dragón dorado, con una gema roja entre sus fauces y mirando hacia arriba. A su lado veis a un minotauro de unos 2,10 metros de altura y de color bronce, es un constructo, que suelen servir de guardianes personales a gente de mucho poder, pues crear uno es algo que está al alcance de unos pocos. Después de las presentaciones subís al comedor, en el piso de arriba, donde la mesa ya se encuentra preparada.