El Portal de los Dioses – Parte I
Bueno señores aquí tenéis el resumen (al final parece casi un relato) de la partida que jugamos y que al final será una campaña de tres o cuatro partidas.
Estabais en la taberna de un pequeño pueblo costero llamado Vado de La Daga, por el que pasa el Camino del Comercio, una ruta que une Aguas Profundas con La Puerta de Baldur y que está ubicado en La Costa de la Espada. Os decidíais a cenar después de una jornada de viaje, cuando un hombre corpulento y con poco pelo irrumpe en la taberna. Os dais cuenta que parece tener miedo y que mira hacia fuera como si le estuvieran siguiendo. Viendo la gente que hay en la taberna, decide acudir a vosotros para pediros ayuda para buscar un templo de los Yuan-ti, una raza que muchos creen extinguida. El hombre se presenta como Rauvan, comerciante de Aguas profundas. Minutos después entran dos humanos con algunos rasgos reptilescos y defendéis al hombre, demostrando vuestras habilidades y consiguiendo su aprobación. Rauvan os comenta que perdió a un grupo de aventureros a manos de los Yuan-ti, cuando buscaban su templo en las junglas de Khult, un lugar salvaje y peligroso del sur. El comerciante os enseña un mapa, que gracias a las artes arcanas de Rakart, consiguen traducir y también os muestra un bastón dividido en tres partes con una pequeña joya para engarzar en la punta. Rauvan os comenta que sólo le interesa una gema que hay en el tesoro del templo y que todo lo demás es para vosotros. Aceptáis la misión y os dirigís al puerto para embarcar esa misma noche.
Durante el viaje, escucháis a Rauvan hablar con alguien en su camarote y para poder observarle, Rakart envía a su pseudodragón a observarlo por la ventana, descubriendo que habla en lenguaje Drow y mirando a un pequeño espejo. Por lo que podéis escuchar, su interlocutor parece ser su jefe y Rauvan le llama Lord Necrus. Durante los siguientes días preguntáis a la tripulación e incluso al capitán, quien es Lord Necrus y os comentan que es una persona en la que se puede confiar y con bastante poder pues si él te llama lo dejas todo para acudir a su lado.
Después de unos días navegando, llegáis a Khult y desembarcáis en el puerto de Mezro, donde os espera un explorador llamado Thessar y que también está al servicio de Lord Necrus. Thessar viene acompañado de cuatro indígenas que os acompañaran en el viaje como porteadores y remeros, ya que os adentrareis en la jungla siguiendo el rio Ozung hasta el lago Luo. Por el camino sois asaltados en el campamento y tenéis que correr hasta las piraguas donde sólo sobrevivís vosotros, Rauvan y Thessar. Continuáis por el rio hasta llegar al lago, donde desembarcáis al otro extremo y empezáis a buscar una construcción marcada en el mapa. Al final encontráis dos pilares de piedra con un cráneo en el extremo superior de cada uno, donde Rauvan se apresura a colocar el bastón con la gema engarzada. Cuando el bastón es colocado en la posición adecuada, un haz de luz salido de los cráneos incide en la gema, la cual refleja un rayo hacia el interior de la selva para indicar el camino.
Siguiendo la dirección hacia donde señalaba el rayo de luz, encontráis un templo medio escondido por la vegetación y os adentráis en él. En su interior repeléis un ataque de los hombres-serpiente, donde Absolom Rane demuestra sus habilidades de combate, pero que le cuesta la vida a vuestro guía Thessar . Mas tarde disparáis una trampa que Arthur no acierta a desactivar, pero al final llegáis a una cámara, donde esta vez si consigue activar un mecanismo que mueve una pared, revelando un portal.
Cruzáis el portal y aparecéis en una sala rectangular con muchos pilares y estatuas de piedra, donde una Medusa custodia los tesoros del templo, que están en una sala contigua. Conseguís matarla y os repartís el tesoro, después de que Rauvan recoja lo único que su señor quería, una esmeralda del tamaño de un puño. De repente escucháis sonidos de los Yuan-ti que han cruzado el portal y van a por vosotros. Entonces el comerciante saca un pequeño espejo de plata con tres gemas, dos de ellas grises y una roja resplandeciente y dice que os aproximéis a él mientras pronuncia dos palabras: “a casa”…